Pasó años huyendo, escondiéndose, buscando refugio donde su propia casa no podía ofrecérselo. Las amenazas eran constantes, la policía era parte de su rutina, y sus hijos también aprendieron a tener miedo. Su voz fue su escudo, su denuncia fue su camino. Hoy, él está en la cárcel y ella, por fin, empezó a vivir. No sabe por cuánto tiempo será libre del miedo, pero cada día se lo recuerda: la indiferencia también es violencia, y ninguna mujer debería enfrentarla sola. 🎙Escuchá esta historia en YouTube, Spotify, Apple Podcasts, Amazon Music y Facebook.