“Irse de guachinche” ya es una expresión curiosa de por sí. No es solo quedar para almorzar o para cenar, le otorgamos una categoría superior porque es una experiencia. Hablamos de una vivencia muy identitaria, propia y especial. Es una experiencia colectiva con su propia liturgia: subir pechadas imposibles, perder la cobertura, que te apeste el coche a embrague, seguir indicaciones de carteles pintados a mano sobre maderas, aparcar en un terraplén improvisado como parking… Todo ello en busca de un guachinche “auténtico”. Que sirvan la cuartita de vino de cosecha propia en una botella de vidrio reciclada de algún jugo o refresco, ir chascando pan y queso mientras pensamos qué pedir (media de garbanzas que no falte)… y si nos satisface: catalogarlo como guachinche de chochos y moscas. ¡Sello de calidad y autenticidad! Hice este diseño en homenaje a todo eso. Una especie de mini cómic con viñetas independientes que no está pensadas para leerse si no para ser reconocidas y sentidas. Una mini historia a modo de verdad compartida. Espero que les guste este primer diseño de 2025, en el que 10 años después, sigo intentando transmitir la esencia, identidad y singularidad de esta tierra. Ya está disponible junto a nuevos colores de otros de mis diseños en @latiendadeltea, @islashopdesign y en mi tienda online. ¡Besotes en las nalgas!